Director: Hiroshi Nishitani
Guión: Yasushi Fukuda, sobre la historia de Keigo Higashino.
Interpretes: Masahuru Fukuyama, Kou Shibasaki, Kazuki Kitamura, Yasuko Hanaoka
En los últimos años hemos asistido a una decadencia del thriller como género cinematográfico. O, sería más correcto, una absorción de este género por parte del género de acción; porque los thrillers que nos llegan actualmente son, en su mayoría películas de acción que encadenan escenas espectaculares.
Por contra, en Asia, paralelamente al boom del cine de terror y su enorme influencia, se produjo también un esplendor en el thriller, que se ha materializado en algunas e interesantísimas películas. De Corea descubrimos la magistral Memories of murder (subtitulada en España Memorias de un asesino en serie), de Joon-Ho Bong.
Memories of murder
Un ejemplo Yôgisha X no kenshin (2008), de Hiroshi Nishitani, continuación de Garireo, de 2007. Ambas películas adaptan a la gran pantalla una serie de televisión basada en las novelas sobre el Detective Galileo, un científico que ayuda a la policia en la resolución de casos dificiles, y que se asocia con una policia principiante, intrepretada por la cantante Kou Shibasaki.
En Suspect X, persiguen a un profesor de matemáticas que sospechan podría haber ayudado a su vecina a cometer un crimen.
A partir de ese momento se desarrollarán paralelamente los diversos hilos argumentales de la película, que básicamente serán tres: por un lado la relación entre la mujer y su misterioso vecino; la relación entre la joven policía y el profesor universitario; y el curso de la investigación.
La relación entre la policía novata y el profesor universitario es la menos interesante de la película. En realidad su presencia es obligada, por tratarse de la pareja protagonista de la serie de novelas en que se basa la película. Su función es la de contrapunto más agradable o al dramatismo de la historia de la otra pareja protagonista.
Por contra la amistad/rivalidad que se establece (o, mejor dicho, se recupera) entre los dos profesores, uno exitoso profesor universitario y el otro un frustado profesor de instituto, su duelo personal hace que durante todo el metraje se mantenga el ritmo y el interés por la intriga, y que su juego se convierta en el juego del espectador, que, con toda certeza, tendrá un contendiente favorito, pero que, probablente, acabe sintiendo simpatía por ambos.
Y el toque trágico lo encontramos en la historia de amor entre estos dos antihéroes que son el maestro y la vecina; uno, un genio de las matemáticas convertido en frustrado profesor de instituto, y ella un ama de casa separada con un marido maltratador. Ambos verán unidos sus destinos por un hecho luctuoso.
Seguramente el final, se ve perjudicado por el origen serial de la obra, pero aun así los quince minutos finales contienen momentos realmente emocionantes, que me confirman el poder de los personajes maltratados por la vida, pero que siempre, y pese a todo, conservan alguna esperanza dentro de sí.
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