jueves, 12 de julio de 2012

Aliens, El regreso (1986)

título original: Aliens
director: James Cameron
guionista: James Cameron, David Giler, Walter Hill
director de fotografía: Adrian Biddle
música: James Horner
montaje: Ray Lovejoy
intérpretes: Sigourney Weaver, Michael Biehn, Lance Henriksen
imdb


Tras el impacto provocado por el Alien de Ridley Scott, que aunque no fue la primera, podemos afirmar que crea el género del terror espacial, era inevitable una secuela. La lógica era que la segunda parte, se titulase Alien 2 y fuese una copia de la primera. Afortunadamente, gracias a James Cameron y Walter Hill, lo que tuvimos fue una muestra de acción espacial con elementos de terror pero también de western.


James Cameron había demostrado ya su habilidad con el cine de acción más tecnificado en la seminal Terminator (1984); y volvería a demostarlo con una de las cumbres del cine de acción, una de las pocas obras maestras que el mundo de las superproducciones nos ha brindado, Terminator 2: Judgment Day (1991). Desde entonces entre Titanics (1997) y Avatares (2009) ha ido perdiendo fuerza, y como el peor Spielberg, ha sido engullido por un buenismo moralista de libro de autoayuda.


Así tenemos el interés tecnológico y militar (que después repetiría en Avatar) de James Cameron, que unido a la habilidad de Walter Hill, coautor del guión, para el cine de acción (en 1979 había dirigido The Warriors), nos da una de las películas de ciencia ficción más excitantes y estimulantes.


Además tenemos la estética que tan bien conocemos del primer Alien, esas instalaciones espaciales sucias, oscuras y húmedas (tan distintas de la limpieza impoluta de Star Wars), que Cameron convierte en un campo de batalla opresivo y asfixiante, que combina la acción más pura con el terror, o más acertadamente, el thriller psicológico.

Probablemente uno de los mayores aciertos de Aliens sea el recurso del uso repetido de los detectores de movimiento. Éstos permiten anunciar la llegada de los Aliens, exactamente igual como se suele utilizar la música en el cine de terror para avisar de la cercanía del malo, pero de un modo más cinematográfico, menos burdo.


Y es que si la serie Alien ha tenido una virtud ha sido claramente la de reinventarse en cada entrega: si el Alien (1979) original de Ridley Scott creaba prácticamente el terror espacial; este Aliens (1986) de Cameron crea la acción espacial; Alien³ (1992), de David Fincher, recuperaba la atmósfera del primer Alien, pero transformando el ambiente frío e industrial del original, en un ambiente terroso y presidiario; y la última entrega del francés Jean Piere Jeunet, Alien Resurrection (1997), innegablemente fallida, pero mucho más arriesgada y voluntariamente excesiva.



Aliens unifica lo mejor del cine fantástico con el cine de acción, una combinación que James Cameron ha demostrado que domina como nadie.

Esta secuela tiene también el mérito de proporcionarnos una de las primeras (sinó la primera, sin duda, la más emblemática) heroinas del cine de acción (tal como se entendía el género en los ochenta, la era de Schwarzenegger y Stallone).

Además, nos brinda numerosas escenas antológicas, como la de Weaver dentro del robot-operario y su duelo con mamá-alien.


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