Muchos quisieron ver una metáfora del pánico anti-comunista de McCarthy, representado en estos clones de maneras autómatas y pensar uniforme.
Pero es la versión de 1978, donde la metáfora del comunismo se convierte en una metáfora del vacío creado por la sociedad moderna. Dirigida por Philip Kaufman, y también con Invasion of the Body Snatchers por título.
Una atmósfera desasosegante que la convierte en un icono del cine de los setenta, con uno de los finales que figuran en todas las listas de finales antológicos.
Explota perfectamente los grandes miedos de las sociedades urbanas de finales del siglo XX.
En 1993 Abel Ferrara decide arriesgarse con una nueva versión, que llevará por título simplemente Ladrones de cuerpos (Body Snatchers), que resultará la más floja de todas.
Aunque la acción se traslada a una base militar americana, se resiente de su falta de ambición (en el sentido positivo de la palabra) y de fondo, no tolerando la comparación con ninguna de sus predecesoras.
Lo mejor de la película, Forest Whitaker.
Pero no contentos con las versiones anteriores (o empujados por la lacerante crisis creativa que asola Hollywood), el 2007 nos trajo una nueva versión, esta vez con Nicole Kidman, y llamada en esta ocasión simplemente Invasión (The Invasion) y dirigida por Oliver Hirschbiegel.
Acceptable revisión de la historia sin grandes sobresaltos ni revoluciones, que intenta recuperar algunas de las grandes virtudes de la versión del 1979.
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