viernes, 17 de junio de 2011

Red Riding (2009) [TV]

Director: Julian Jarrold (1974), James Marsh (1980), Anand Tucker (1983)
Guión: Tony Grisoni, basado en la novela de David Peace
Intérpretes: David Morrissey, Andrew Garfield, Anthony Flanagan
Red Riding: In the Year of Our Lord 1974 (imdb)
Red Riding: In the Year of Our Lord 1980 (imdb)
Red Riding: In the Year of Our Lord 1983 (imdb)




"Red Riding" es una triologia británica producida por Channel 4 que adapta cuatro novelas de David Peace (Red Riding Quartet) en tres largometrajes para la televisión. Así, de las cuatro novelas, que llevan por título los años en que tienen lugar los hechos (1974, 1977, 1980 y 1984) se convierten en tres películas (1974, 1980 y 1983).

Los tres capítulos de "Red Riding" siguen la evolución de un pequeño pero poderoso grupo de policías corruptos en la ciudad de Yorkshire, todo ello durante la investigación por los crímenes del "destripador de Yorkshire".




La primera entrega, "1974", mezcla perfectamente, la corrupción policial (con gran interpretación de Sean Bean como magnate corrupto), la investigación por los crímenes del "destripador de Yorkshire" y la relación entre el protagonista, un joven periodista, y la madre de una de las niñas desaparecidas.




La segunda entrega, "1980" muestra la investigación interna que se pone en marcha por la ineficiencia policial en la captura del destripador.

Es la película más oscura de las tres, no tanto a nivel argumental sinó de fotografía. A pesar de la dureza de algunas de las situaciones de las otras dos películas, la desesperanza que baña ésta es mucho mayor. Si en las otras siempre parece existir una salida, en "1980" la salida se muestra más complicada que nunca.




La tercera entrega, "1983", es la más confusa e irregular de las tres, pero también la más apasionante.

Se percibe que la necesidad de resumir los sucesos de la tercera novela, y de la novela eliminada, para que el resultado global fuese coherente, lleva a una acumulación de situaciones levemente desconcertante.

Pero la fuera dramática del argumento es tan grande que consigue hacernos olvidar cualquier incongruencia. La dirección es de una solidez absoluta, y "1983" se convierte en un final (casi) perfecto para la trilogía.


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